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En México uno de cada 115 niños nace con autismo
Actualmente se estima que en el mundo uno de cada 70 recién nacidos es diagnosticado con autismo, mientras que en México uno de cada 115 niños nace con esta condición, motivo por el cual el Instituto Politécnico Nacional (IPN) realiza investigaciones enfocadas a conocer el origen genético del autismo y su diagnóstico, para buscar fármacos más específicos que ayuden a mejorar la calidad de vida desde etapas tempranas.
En noviembre de 2017, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó una resolución en la que llamaba la atención sobre los desafíos específicos a los que se enfrentan las mujeres y las niñas con discapacidades en el contexto de la implementación de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD).
La resolución expresaba su preocupación por el hecho de que las mujeres y las niñas con discapacidad están sujetas a múltiples formas de discriminación, lo que provoca que no puedan disfrutar de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales.
En el marco del Día Mundial del Autismo te presentamos algunos datos del portal autismo.com.es:
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno neurobiológico del desarrollo que ya se manifiesta durante los tres primeros años de vida y que perdurará a lo largo de todo el ciclo vital. Los síntomas fundamentales del autismo son dos: • Deficiencias persistentes en la comunicación y en la interacción social. • Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades. Los indicios que pueden ser indicativos del TEA en los niños son: • En el parvulario y en la escuela, hay falta de interés por los otros niños. • No comparten intereses (no acostumbran a señalar con el dedo aquello que les llama la atención para compartirlo con los demás). • Ausencia de juego simbólico (dar de comer a muñecas, hacer cocinitas, jugar a coches como si fueran de verdad, etc.). • Se establece poco contacto visual y no observan la expresión de la cara del interlocutor cuando juntos están viendo alguna cosa inusual. No acostumbran a realizar la sonrisa social. • Su lenguaje, si existe, es literal (no entienden las bromas, los chistes, los dobles sentidos ni las metáforas). • Evitan el contacto físico o les gusta más bien poco. Acostumbran a tener hipersensibilidad táctil, olfativa, gustativa y auditiva. Frecuentemente existe poca sensibilidad al dolor. • Reaccionan poco ante la voz de sus padres, lo que puede hacer sospechar de un déficit auditivo. • Presentan intereses inusuales. Además, son repetitivos y no compartidos. • Pueden mostrar comportamientos extraños, repetitivos y auto estimulantes como el balanceo, el movimiento de aleteo de manos o caminar de puntillas entre otros. • Los que presentan más nivel intelectual, notan que son diferentes y no entienden qué les pasa. Son la pieza del puzle que no sabe acoplarse ni encajar en el tablero social.